"Somos lo que nos han hecho, lentamente al correr los años", escribió María Teresa León.El problema es que la sociedad, al correr los años, solo valora un tipo de poder: el político que va unido, o busca, al económico. El feminismo ha pasado de enarbolar la bandera del pacifismo y de la defensa de los derechos civiles que caracterizó a las sufragistas (...) a considerar la toma del poder como objetivo principal y necesario para alcanzar la igualdad. Olvidan que las mujeres tienen poder o, mejor, debería decir poderes. Uno de estos poderes, el de las artistas es, parafraseando a Nietzsche, el poder de una maga que cura y que salva, el poder de lo sublime para someter lo espantoso. Ese poder me interesa.

Graciela Rodríguez Alonso, Licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Complutense de Madrid; Máster en Creación Literaria y Lectura Crítica por la Escuela de Letras de Madrid (hoy Función Lenguaje). Licenciada en Biología (especialidad Bioquímica y Biología Molecular) por la Universidad Autónoma de Madrid. Máster en Informática por la Universidad Pontificia de Comillas.Ha sido colaboradora de la revista digital Culturamas. Actualmente cursa estudios de Griego Clásico en San Dámaso y dirige Club de Lectura Casa de Fieras, en la Biblioteca Eugenio Trías.El trazo oculto, su primera novela, ha sido editada en España por la editorial Dhyana Arte y en Miami por la editorial La Pereza. La Huerta Grande, dentro de la colección Hespérides publicó Cartas de los hombres en febrero de 2017.Antes de dedicarse por completo a la escritura, su carrera profesional se desarrolló en el campo de los Sistemas Informáticos, los últimos años como directora de Sistemas de Reuters España.