Comer bichos y pájaros del monte, dormir bajos los árboles y hacer una casita con hojas de palmera, son las cosas que debe hacer nuestro protagonista para curarse de una grave enfermedad. Un día siente mucha hambre y se encuentra con una tortuga gigante al borde de la muerte. ¿Querrá el hombre comérsela?

Horacio Quiroga, además de haber cultivado su pasión por la literatura, lo hizo también por la naturaleza. Vivió en la selva de la provincia de Misiones, donde crió a sus dos hijos enseñándoles a desenvolverse solos y a sobrevivir. Quizá por eso, muchas de sus obras están ambientadas en la selva. Tal es el ejemplo del libro Cuentos de la Selva publicado en 1918, y del cual hace parte el cuento La tortuga gigante.